Hay algo profundamente sanador en encontrarme con la naturaleza. Es como si, al caminar entre árboles y montañas, mi alma recordara quién es. Me relaja, me reconforta… me regresa a casa.
Cada paso que doy no solo ejercita mi cuerpo, también mi mente se aclara y mi espíritu se expande. Es un momento de conexión con Dios, donde el silencio se llena de respuestas y la calma se vuelve sagrada.
Mientras d[abamos pasos, sentí cómo cada uno soltaba un pensamiento, una preocupación… y en su lugar, llegaba la paz. Fue como una oración en movimiento, como si Dios me dijera: “Aquí estás segura, aquí estás viva.”
Y cuando esa experiencia se comparte con personas que uno ama —como mi hermana, mi cuñado o mi papá— se vuelve aún más especial. Las risas, las conversaciones, el simplemente estar… todo se transforma en recuerdos que se quedan grabados para siempre.
Hacer hiking no es solo una actividad. Para mí, es un ritual de amor, de conexión y de vida.
Cada paso que doy no solo ejercita mi cuerpo, también mi mente se aclara y mi espíritu se expande. Es un momento de conexión con Dios, donde el silencio se llena de respuestas y la calma se vuelve sagrada.
Mientras d[abamos pasos, sentí cómo cada uno soltaba un pensamiento, una preocupación… y en su lugar, llegaba la paz. Fue como una oración en movimiento, como si Dios me dijera: “Aquí estás segura, aquí estás viva.”
Y cuando esa experiencia se comparte con personas que uno ama —como mi hermana, mi cuñado o mi papá— se vuelve aún más especial. Las risas, las conversaciones, el simplemente estar… todo se transforma en recuerdos que se quedan grabados para siempre.
Hacer hiking no es solo una actividad. Para mí, es un ritual de amor, de conexión y de vida.
Hay algo profundamente sanador en encontrarme con la naturaleza. Es como si, al caminar entre árboles y montañas, mi alma recordara quién es. Me relaja, me reconforta… me regresa a casa.
Cada paso que doy no solo ejercita mi cuerpo, también mi mente se aclara y mi espíritu se expande. Es un momento de conexión con Dios, donde el silencio se llena de respuestas y la calma se vuelve sagrada.
Mientras d[abamos pasos, sentí cómo cada uno soltaba un pensamiento, una preocupación… y en su lugar, llegaba la paz. Fue como una oración en movimiento, como si Dios me dijera: “Aquí estás segura, aquí estás viva.”
Y cuando esa experiencia se comparte con personas que uno ama —como mi hermana, mi cuñado o mi papá— se vuelve aún más especial. Las risas, las conversaciones, el simplemente estar… todo se transforma en recuerdos que se quedan grabados para siempre.
Hacer hiking no es solo una actividad. Para mí, es un ritual de amor, de conexión y de vida.
0 Commentarios
1 Acciones
674 Views
0 Vista previa