¿ANSIEDAD, CANSANCIO, INSOMNIO? TU CEREBRO PODRÍA ESTAR EN MODO ALERTA
Hay algo que deberíamos haber aprendido desde pequeños y que pocos descubrimos a tiempo: nuestras emociones están profundamente ligadas a nuestro cerebro y a la forma en que vivimos cada día.
Las emociones no son buenas ni malas. Aunque a veces nos incomoden o deseemos evitarlas, todas tienen una función. Son señales que nos ayudan a adaptarnos: nos avisan de peligros, nos motivan a actuar o nos invitan a detenernos para mirar hacia adentro.
El problema aparece cuando no sabemos gestionarlas. Cuando reprimimos lo que sentimos, exageramos nuestras reacciones o nos quedamos atrapados en estados como el miedo, la ansiedad o la tristeza. Entonces, en lugar de ayudarnos, las emociones se transforman en un obstáculo. Nos desgastan, nos desconectan y terminan afectando nuestra salud, nuestras relaciones y nuestra paz interior.
¿Y qué tiene que ver el cerebro en todo esto? Mucho.
La amígdala, una pequeña estructura en nuestro cerebro emocional, es la encargada de alertarnos cuando hay un peligro. El problema es que no diferencia entre una amenaza real y una imaginaria. Puedes estar a salvo en tu casa y si tu mente está anticipando problemas, fracasos o rechazos, la amígdala se activa como si estuvieras en medio de un incendio.
Ese “modo alerta” genera una cascada de respuestas: tu cuerpo libera cortisol, la hormona del estrés, que acelera el corazón, tensa los músculos y bloquea la claridad mental. Si este estado se mantiene en el tiempo (como ocurre cuando vivimos preocupados o angustiados) tu salud se ve afectada: el sueño se altera, el sistema inmune se debilita, te cuesta concentrarte y empiezas a sentirte agotado sin razón.
Por eso es tan importante aprender a gestionar nuestras emociones y conocer cómo funciona nuestro cerebro. No para convertirnos en expertos sino para recuperar el poder de elegir cómo reaccionar y cómo vivir.
Entender esta conexión entre emociones y cerebro es solo el primer paso.
Si alguna vez has sentido que reaccionas sin querer, que pierdes el control o que el miedo se apodera de ti, no estás solo/a. Y sí, se puede aprender a cambiar.
te invito a acceder al primer módulo referente a este tema en el que aprenderás a:
Identificar cómo tus emociones y tu cerebro están conectados.
Entender qué es el cortisol y su impacto real en tu bienestar físico y emocional.
Detectar cuándo tu cerebro está en “modo alerta” y cómo bajarlo conscientemente.
Dar los primeros pasos para no quedarte atrapado en emociones destructivas y recuperar tu claridad mental.
Esta es la base para empezar a vivir desde la calma y el control, no desde el miedo ni la ansiedad.
¿Estás listo para transformar tu relación con tus emociones y tu cuerpo?
Accede ahora al siguiente link:
https://surmountcoaching.social/posts/111
y comienza este viaje hacia una vida más tranquila, plena y consciente.
Te invito a seguir leyendo esta serie y dar juntos ese paso hacia una vida más consciente y en paz.
¿Te animas?
dra. Suzanna Vallejo
Hay algo que deberíamos haber aprendido desde pequeños y que pocos descubrimos a tiempo: nuestras emociones están profundamente ligadas a nuestro cerebro y a la forma en que vivimos cada día.
Las emociones no son buenas ni malas. Aunque a veces nos incomoden o deseemos evitarlas, todas tienen una función. Son señales que nos ayudan a adaptarnos: nos avisan de peligros, nos motivan a actuar o nos invitan a detenernos para mirar hacia adentro.
El problema aparece cuando no sabemos gestionarlas. Cuando reprimimos lo que sentimos, exageramos nuestras reacciones o nos quedamos atrapados en estados como el miedo, la ansiedad o la tristeza. Entonces, en lugar de ayudarnos, las emociones se transforman en un obstáculo. Nos desgastan, nos desconectan y terminan afectando nuestra salud, nuestras relaciones y nuestra paz interior.
¿Y qué tiene que ver el cerebro en todo esto? Mucho.
La amígdala, una pequeña estructura en nuestro cerebro emocional, es la encargada de alertarnos cuando hay un peligro. El problema es que no diferencia entre una amenaza real y una imaginaria. Puedes estar a salvo en tu casa y si tu mente está anticipando problemas, fracasos o rechazos, la amígdala se activa como si estuvieras en medio de un incendio.
Ese “modo alerta” genera una cascada de respuestas: tu cuerpo libera cortisol, la hormona del estrés, que acelera el corazón, tensa los músculos y bloquea la claridad mental. Si este estado se mantiene en el tiempo (como ocurre cuando vivimos preocupados o angustiados) tu salud se ve afectada: el sueño se altera, el sistema inmune se debilita, te cuesta concentrarte y empiezas a sentirte agotado sin razón.
Por eso es tan importante aprender a gestionar nuestras emociones y conocer cómo funciona nuestro cerebro. No para convertirnos en expertos sino para recuperar el poder de elegir cómo reaccionar y cómo vivir.
Entender esta conexión entre emociones y cerebro es solo el primer paso.
Si alguna vez has sentido que reaccionas sin querer, que pierdes el control o que el miedo se apodera de ti, no estás solo/a. Y sí, se puede aprender a cambiar.
te invito a acceder al primer módulo referente a este tema en el que aprenderás a:
Identificar cómo tus emociones y tu cerebro están conectados.
Entender qué es el cortisol y su impacto real en tu bienestar físico y emocional.
Detectar cuándo tu cerebro está en “modo alerta” y cómo bajarlo conscientemente.
Dar los primeros pasos para no quedarte atrapado en emociones destructivas y recuperar tu claridad mental.
Esta es la base para empezar a vivir desde la calma y el control, no desde el miedo ni la ansiedad.
¿Estás listo para transformar tu relación con tus emociones y tu cuerpo?
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y comienza este viaje hacia una vida más tranquila, plena y consciente.
Te invito a seguir leyendo esta serie y dar juntos ese paso hacia una vida más consciente y en paz.
¿Te animas?
dra. Suzanna Vallejo
¿ANSIEDAD, CANSANCIO, INSOMNIO? TU CEREBRO PODRÍA ESTAR EN MODO ALERTA
Hay algo que deberíamos haber aprendido desde pequeños y que pocos descubrimos a tiempo: nuestras emociones están profundamente ligadas a nuestro cerebro y a la forma en que vivimos cada día.
Las emociones no son buenas ni malas. Aunque a veces nos incomoden o deseemos evitarlas, todas tienen una función. Son señales que nos ayudan a adaptarnos: nos avisan de peligros, nos motivan a actuar o nos invitan a detenernos para mirar hacia adentro.
El problema aparece cuando no sabemos gestionarlas. Cuando reprimimos lo que sentimos, exageramos nuestras reacciones o nos quedamos atrapados en estados como el miedo, la ansiedad o la tristeza. Entonces, en lugar de ayudarnos, las emociones se transforman en un obstáculo. Nos desgastan, nos desconectan y terminan afectando nuestra salud, nuestras relaciones y nuestra paz interior.
¿Y qué tiene que ver el cerebro en todo esto? Mucho.
La amígdala, una pequeña estructura en nuestro cerebro emocional, es la encargada de alertarnos cuando hay un peligro. El problema es que no diferencia entre una amenaza real y una imaginaria. Puedes estar a salvo en tu casa y si tu mente está anticipando problemas, fracasos o rechazos, la amígdala se activa como si estuvieras en medio de un incendio.
Ese “modo alerta” genera una cascada de respuestas: tu cuerpo libera cortisol, la hormona del estrés, que acelera el corazón, tensa los músculos y bloquea la claridad mental. Si este estado se mantiene en el tiempo (como ocurre cuando vivimos preocupados o angustiados) tu salud se ve afectada: el sueño se altera, el sistema inmune se debilita, te cuesta concentrarte y empiezas a sentirte agotado sin razón.
Por eso es tan importante aprender a gestionar nuestras emociones y conocer cómo funciona nuestro cerebro. No para convertirnos en expertos sino para recuperar el poder de elegir cómo reaccionar y cómo vivir.
Entender esta conexión entre emociones y cerebro es solo el primer paso.
Si alguna vez has sentido que reaccionas sin querer, que pierdes el control o que el miedo se apodera de ti, no estás solo/a. Y sí, se puede aprender a cambiar.
te invito a acceder al primer módulo referente a este tema en el que aprenderás a:
Identificar cómo tus emociones y tu cerebro están conectados.
Entender qué es el cortisol y su impacto real en tu bienestar físico y emocional.
Detectar cuándo tu cerebro está en “modo alerta” y cómo bajarlo conscientemente.
Dar los primeros pasos para no quedarte atrapado en emociones destructivas y recuperar tu claridad mental.
Esta es la base para empezar a vivir desde la calma y el control, no desde el miedo ni la ansiedad.
¿Estás listo para transformar tu relación con tus emociones y tu cuerpo?
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Te invito a seguir leyendo esta serie y dar juntos ese paso hacia una vida más consciente y en paz.
¿Te animas?
dra. Suzanna Vallejo
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